CUANDO LOS ARBOLES NO NOS DEJAN VER EL BOSQUE

Con toda seguridad, muchos ciudadanos de ésta ciudad, ahora, en estos momentos, estén crucificando con su pobre dialéctica a los "ilegales" de las parcelas. Pero también es posible que alguno estuviera trabajando en alguna pequeña empresa sostenida por la economía generada por este fenómeno. Tal vez ahora, desgraciadamente, estén en esa extensa lista de desempleados porque ni el herrero, ni el almacén de materiales, ni la empresa instaladora tienen la suficiente demanda para mantener a todos sus trabajadores. La Vega de Córdoba fue muy productiva en su tiempo. Grandes extensiones de algodón, remolacha, maíz, etc. Eran jornales casi seguros para una población en el dilema de elegir entre el campo o la emigración forzada a las grandes ciudades. Todos pudimos ver la desaparición paulatina de las grandes azucareras (Los Rosales, Villarrubia, El Carpio, etc.). Más tarde llegó algo de imaginación y esta tierra se llenó de plantaciones de espárragos, que también fueron flor de un día.
En el plano ecológico, creo que es más agradable ver la masa forestal actual a gigantescas naves de hormigón de alguna extraña recalificación con suculentas plusvalias. A pesar de todo, subyace la insana envidia de quienes no ven otra cosa que un acto criminal.